Relato y poesia del libro

Recuerdos de provincia Recuerdos de provincia surge como la respuesta de Sarmiento a los ataques que ha recibido –“infame”, “protervo”, “malvado”- del gobierno de Buenos Aires. Contra la difamación de su nombre, Recuerdos se postula como un texto auto propagandístico y con el afán de que su autor sea estimado por los ciudadanos. Vilipendiado, Sarmiento ofrecerá una heroica imagen de sí mismo, dará fe de sus acciones, sin eludir ningún dato, ni ninguna de sus obras, tanto literarias como vitales, en su lucha por la causa. Exiliado en Chile, desde 1831, Sarmiento se presenta como tal, con el ánimo de congratularse, tanto con los chilenos que marcharon a Argentina, como con los propios argentinos del momento que, por culpa de Rosas, huyeron a Chile. No obstante, aunque el prólogo de Recuerdos lleve por título el de “A mis compatriotas”, subrayará que escribe no solo para éstos, "sus conciudadanos'", "un centenar de personas", sino también para "los que no quieran juzgarme sin oírme, que eso no es práctica de hombres cultos". Es decir que Sarmiento pretenderá además, como buen político, conseguir afiliados a su causa. De todas formas, una característica del escritor argentino es comentar en sus obras la organización, la génesis, el destinatario, la finalidad o proposición y la metodología de las mismas, tal vez porque sabe que la arbitrariedad, la subjetividad, el egotismo, la escasez y calidad de las fuentes que utiliza o la inexactitud son defectos en los que incurre. Autor, estudioso y crítico literario de sí mismo, así procede en Facundo, donde justifica la elección de la biografía y del personaje, el modo de composición o la documentación aportada. En Recuerdos, también justifica su tono ególatra y la visión de soberbia que da de sí mismo. La cita de Montaigne con la que introduce su ensayo es una advertencia clara. En Facundo, en Recuerdos y en Conflicto el autor se propondrá, aunque no sea como primera finalidad, analizar los males que padece la nación, sirviéndose para ello de la geografía, y de su pasado histórico, y, en el caso de Conflicto, de la raza o nación. El tono de Recuerdos, tanto si se piensa en Facundo como en su obra final, es, aun con todo, más moderado. Lógicamente, su carrera política y su puesto al mando del país le darán a Sarmiento confianza suficiente para proponer en Conflicto un plan para la República Argentina. Es evidente que Sarmiento en Recuerdos busca adeptos, se comienza a perfilar y presentar como candidato, por lo que incurre en la propia apología. Este aspecto, tan criticado por sus propios contemporáneos como Esteban Echeverría y otros compañeros suyos1 , Borges lo relacionará con una “visión ecuménica”:

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